¿Te imaginas pasar tu solo toda la cuarentena con este oso? El chico sabía bien lo que era, no habían parado de follar ni un solo día, el cabrón a pesar de ser ya maduro era incansable. Sus únicos entretenimientos durante toda la cuarentena era machacarse con sus mancuernas y follar con él. Era un hombre fuerte, musculoso y muy peludo. Pero lo mejor de todo no era que siempre tuviera ganas, sino que el cabrón lo hacía con pasión y con ganas, sabía hacerlo bien. Y así día tras día siempre se lo follaba cada vez que reclamaba su culito, por supuesto se lo daba sabiendo que era suyo y que podía follárselo tantas veces como quisiera.
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