Cada vez que se quedaba solo en casa lo llamaba. Los dos chicos de 18 y 19 años no pensaban en otra cosa que no fuera follar, por lo que cualquier oportunidad era buena para tener sexo. Parecía que iba a faltarles tiempo, se tumbaron en la cama y comenzaron a desnudarse hasta quedarse sin nada de ropa.
Después uno de ellos le chupó el rabo al otro muchacho, el color claro de su cabello y esas múltiples pecas en la espalda le daban un toque muy morboso. Después llegó el momento de la penetración, y se la metió sin goma ni nada, totalmente a pelo. A pesar de su juventud le pegó una gran follada, se nota que sabía lo que hacía.
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